Después de muchas horas de trabajo y largos viajes, se hace necesario llegar a casa y sentir que todo está bajo control. Para el propietario de este piso, ingeniero de profesión, era importante habitar una vivienda donde primaran la racionalidad y la funcionalidad con el fin de mantener un orden y a la vez un planteamiento que lo hiciera cálido y acogedor. Esta reforma se llevó a cabo en un piso de 130 m2 situado en la madrileña Plaza de Oriente. Con un emplazamiento tan emblemático era necesario que el interior se encontrara a la altura. A partir de entrevistas personales, en las que el cliente mostró sus preferencias, Lado Blanco diseñó todo el mobiliario a su medida. Las líneas rectas y la luminosidad no faltan en este piso pensado para alguien detallista y minucioso. En el entorno prima un material noble como la madera de roble francés, una delicia!! que le da una identidad particular a la vivienda, aportando calidez y calidad. Así mismo, la distribución está pensada especialmente para fomentar la buena organización y la armonía.
Imágenes con el consentimiento de Lado Blanco