Mañana hará dieciocho años que me casé con el hombre de mi vida en una bonita ceremonia por la iglesia, en una tarde de verano. Él me regaló su amor y su compromiso, su apoyo incondicional y su cariño, juntos hemos formado una bonita familia de la que me siento especialmente orgullosa y que es el motor de mi vida. Está claro que la boda no fue como la que hoy os muestro, ha pasado mucho tiempo desde entonces y las bodas se organizaban de una manera más tradicional, pero aún la recuerdo como una celebración en la que todos los invitados se sintieron muy cómodos y de alguna manera la recuerdo como una boda especial. En fin, la que hoy os muestro es una sencilla boda de verano al aire libre. Unos simples bancos acompañados de frescos ramos de flores blancas serán testigos del "sí quiero", manteles en suaves tonos crema y pequeños centros florales vestirán las mesas, pero el broche final lo pondrá una preciosa tarta nupcial y un variado surtido de cupcakes.