Una antigua granja en Gotland
La belleza de esta antigua granja del siglo XIX empieza por su sólida construcción, sin embargo ésta requería de una gran reforma. Sus actuales propietarios estaban buscando una casa de verano, sin embargo cuando dieron con ella dejaron sus respectivos trabajos en Estocolmo y se mudaron a la isla. Generar sensación de calma en cada una de sus estancias era la premisa, así que la gama cromática a escoger era clave. Los tonos gris azulados junto al blanco roto marcan este interior. El resto fluye. En la cocina se mantuvo la pared de ladrillo visto con la intención de potenciar su origen rústico. Lo que más me gusta de esta vivienda son sus lámparas y sus habitaciones. Preciosas las de araña que ilumnan un dormitorio y la zona de trabajo. El suelo también es otra gran baza, pintado o al natural, así como el estuco de las paredes. En fin no os perdáis ningún detalle. Es inspiradora.
Imágenes con el consentimiento de Hus & Hem