Una casa para entrar a vivir
Una casa para entrar a vivir y que no necesitara ningún tipo de reforma era la condición principal que la actual propietaria de esta vivienda impuso cuando buscaba su nueva residencia. Et voilà!! los dioses no escucharon. Todo lo contrario, se enamoró de la casa que más reformas necesitaba. Como resultado a ocho meses de obras he aquí una vivienda preciosa, luminosa, minimalista, nada recargada, funcional y perfecta para una familia. Esta vieja residencia de 1964 resurge de sus cenizas cual ave Fénix más actual que nunca. Su decoración basada una vez más en las tonalidades de más éxito, es decir en gama de grises, negros y blancos, engancha por su belleza. Los detalles en cuero y madera son el toque que este interiorismo necesitaba para brillar con luz propia. Espero disfrutéis con ella.
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