Casita de verano con bonitas piezas de anticuario
Esto es lo que sucede cuando uno es un apasionado de los mercados de pulgas, rastrillos y ferias de antiguedades, pues que el interior de tu casa rezuma personalidad. Así pues la casa que hoy os muestro en el blog es un ejemplo perfecto de ello. En realidad os estoy hablando de una pequeña casita de verano situada en una gran parcela natural construída en la década de los ochenta. En sus escasos 48 m2 encontramos piezas increíbles que hacen de su interior un espacio lleno de personalidad. Para empezar os comentaré que me encanta la gama cromática. Su exterior se tiñe de un negro intenso que junto a la vegetación provoca un contraste exquisito. Mientras, su interior se tiñe de blanco, maderas decapadas y delicados grises junto a bonitas piezas de anticuario como arte y libros que ayudan a crear un ambiente hogareño, perfecto para disfrutar de los días de vacaciones. ¿No creéis?
Imágenes con el consentimiento de Femina