Esta preciosa casa de campo nació del flechazo entre el Ampurdán y la Provenza Francesa. Sus propietarios buscaban una casa de vacaciones que guardara lo mejor de estas dos zonas y lo consiguieron comprando una vieja masía catalana ubicada en un pueblo de la Costa Brava que restauraron mezclando materiales antiguos con las técnicas de construcción más modernas, consiguiendo así el equilibrio perfecto entre confort y tradición. Se reutilizaron antiguas tejas, tobas y vigas de madera típicas del lugar, mientras que los colores y las texturas de su interior se reservaron para emular el más puro estilo provenzal. Juntos forman el mix perfecto.
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