De la fusión de dos pisos, un tercero y un cuarto, nació este luminoso loft y es en él precisamente donde su actual propietaria ha dado rienda suelta a su pasión por las piezas de almoneda adquiridas en mercados de pulgas. Desde muy temprana edad ya visitaba estos mercados acompañada de su madre hecho que le ha dado la oportunidad de encontrar fantásticos hallazgos. En fin, vamos a la casa, que es una auténtica delicia en blanco, abierta completamente a la luz gracias a las grandes ventanas y a la ausencia de cortinas, de interior austero pero con esa elegancia innata tan propia de los países del norte de Europa y es que creo que la belleza de este espacio radica principalmente en la sencillez. ¿No creéis?
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