Una de las cosas que más me atrajo cuando visité Holanda, era la belleza del interior de sus casas, unas casas que se abrían completamente al exterior en verano y en las que podías ver a sus propietarios sentados en la entrada leyendo o charlando con amigos mientras degustaban un copa de vino. Así que hoy en el blog, haciendo honor a estas bonitas viviendas, os muestro una de ellas ubicada en la ciudad de Rotterdam. El blanco es su color, la luz su seña de identidad, el minimalismo su esencia. ¿No me diréis que esta casa no es una auténtica gozada para la vista y para los sentidos? Me transmite buenas vibraciones y mucha energía. ¿Y a vosotros?
Imágenes con el consentimiento de vtwonen