El sabor a mar irrumpe con fuerza como tema principal de esta boda y no puede ser más bonito. La madera de las mesas está desgastada por la sal y una vieja barca observa el devenir de la fiesta. Todo es perfecto, un camino de mesa de puntas y cintas de pasamaneria visten sencillamente la mesa, pocas flores y muy bien coordinadas con los colores blanco, azul y coral que son la insignia de la celebración y también de la tarta. Me faltan las palabras para describir un espacio tan natural y elegante.
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