Bajo una pérgola natural se dispone el espacio para la celebración del convite de boda. La de hoy derrocha encanto y elegancia, como no podía ser de otra forma. Una vajilla antigua acompaña una cubertería dorada, las copas antiguas también, lo que ayuda a potenciar el efecto romántico de la escena. Me gusta mucho la idea de usar sillas diferentes pero con un nexo común como es el color. Un inmenso ramo que cae en cascada embellece la mesa aún más si cabe. ¿El resultado? Perfecto!!
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