Puro romanticismo, es lo primero que me viene a la mente cuando observo estas bonitas imágenes, pero pronto me doy cuenta que son las flores y la delicada vajilla las que aportan toda esta delicada esencia ya que el resto son unas sillas de madera blanca y una sencilla mantelería, sin más. Sin embargo las preciosas flores que engalanan las mesas de la recepción de boda consiguen transformar el ambiente, me encanta la idea de mezclar con acierto diferentes vajillas antiguas. El resultado no puede ser más elegante.
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