The Olde Bell abrió sus puertas en el 1135 en Berkshire, Reino Unido, como casa de huéspedes para los visitantes de un convento cercano, en 2008 se reinventó para ofrecer al turista algo más que un simple hospedaje, una experiencia personal. Alojarte en él es convivir con la esencia inglesa en estado puro. Los muebles, la ropa de cama, la comida todo tiene una especial relación con el comercio local. Su principal premisa, la sensación de permanencia.
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