Es obvio y más que evidente la calidez que desprende la madera y que en esta bonita casa mediterránea destaca sobremanera. La extrema altura de sus techos permiten que las vigas y el recubrimiento de madera luzcan más que nunca, como contrapunto los textiles en algodón y lino aportan un extra de frescura y aligeran el conjunto. También contribuyen a ello las alfombras de sisal y las sillas de rattan, dando como resultado un interiorismo con un punto exótico además de resultar tremendamente natural. ¿No creéis?
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