Alejado del convencional estilo nórdico en blanco, negro y gama de grises, este pequeñísimo apartamento de apenas 39 m2 ubicado en un edificio de principios del siglo pasado, derrocha personalidad y colorido. Una mixtura atrevida, ecléctica y original no solo por sus colores, sino también por el uso de muebles singulares, diferentes y únicos procedentes de mercados de pulgas y brocantes. Un espacio que a primera vista sorprende, pero que después enamora.
Imágenes: Skönahem
Imágenes: Karl Andersson