Con una geometría triangular como base, la recuperación de antiguas vigas de madera, hormigón, acero y cristal se ha conseguido integrar de manera magistral en el paisaje esta espectacular residencia contemporánea. La interconexión con el exterior es total, la vida fluye en ambos sentidos gracias a su fachada de cristal, pero en su interior encontramos la calidez y comodidad que proporcionan maderas como las de abeto, cedro y nogal. Personalmente me encanta la cocina, con un gran lienzo y unos muebles minimalistas perfectamente acorde con el resto de la casa. Pero su luz y profundidad me han robado el corazón. ¿No creéis?
Imágenes con el consentimiento de Omer Arbel
Fotografía: Nic Lehoux