Para que una decoración no resulte excesivamente monótona esta claro que hay que añadirle una nota de color y eso mismo es lo que se ha hecho en la casa que hoy os presento. ¿Y como? os preguntaréis, pues bien la respuesta es sencilla, han añadido esa nota de color en los sofás. Como fondo y como base se han usado colores en paletas muy neutras como el blanco y el beig que unidas a muebles muy lineales y actuales le otorgan un sentido de uniformidad y orden excesivos, pero además sin ninguna concesión al uso del color. Para romper esa uniformidad cromática los sofás se han tapizado con una bonita chenilla en tonos malva que encaja a la perfección con los tonos usados en la decoración, proporcionando así dinamismo al conjunto. El resultado es elegante y sereno aunque para mi gusto demasiado austero.
