Fue en el verano del año pasado cuando visité Londres por segunda vez, en esta ocasión lo hice acompañada de mi marido y mi hijo aprovechando nuestras vacaciones de verano. Lo primero que te viene a la mente cuando llegas a esta hermosa ciudad, es su estilo, su porte siempre elegante y su refinado gusto, aunque no hay que engañarse, es una ciudad de mestizaje cultural y promotora de nuevas tendencias, no siempre del gusto de todos. En fin, a lo que vamos, quiero destacar de mi visita a Londres, a parte claro esta, de lo archiconocido por todos, el especial y siempre diferente mercado de Portobello. Perderse por sus infinitas paradas es un placer ya que puedes adquirir desde un abrigo de piel hasta una antigua joya, pasando por un mueble, ropa y viejos discos de vinilo. Me gustaría mencionar en especial el museo, Tate Modern, un espacio para todos en el que se puede interactuar con el arte. Fantástica sin duda y en especial la sala dedicada a Warhol y Lichtenstein. Aprovechando nuestra estancia visitamos también Cambridge y Windsor, dos pueblecitos que son visita obligada, uno por sus maravillosas escuelas y canales y el otro por el conocido palacio de la reina y su mas que destacado "Eton College" en el que se forman y educan personajes ilustres de la sociedad inglesa. ¿Nuestro alojamiento? pues bien, como alojarse en el centro de Londres suele ser muy caro o bien muy decepcionante, en esta ocasión escogimos un hotel estrategicamente ubicado (al lado de Victoria Station y de la central de autobuses) y de excelentes referencias el Premier Inn London Victoria. Habitación funcional y copioso desayuno. ¿Que más deciros de la ciudad del Támesis? pues que la disfrutéis, la paseéis, la degustéis y la recodéis siempre.
Imágenes: Chic & Decó