Visité Lisboa en la primavera del 2007. Esta ciudad con encanto, conocida también como la ciudad de las siete colinas, respira un aire añejo en sus edificios, monumentos y tranvías que cruzan por el barrio de La Baixa, Belém y Chiado mientras que en el resto se respira un aire un poco más cosmopolita. Tengo un bello recuerdo de la puesta de sol a orillas del río Tajo cerca de la Torre de Belém, con el Monastério de los Jerónimos como telón de fondo. El color dorado de su luz lo invadía todo. Aprovechamos para tomar un pastel típico en la pastelería Pasteis de Belém, que por cierto no debéis perderos puesto que están buenísimos. En general es una ciudad en la que se come de maravilla y a un módico precio. Paseando, paseando encontré una galería de arte en la que exponian unos líenzos que me cautivaron. La artísta se llama Marita Vaskova y plasma de una manera muy personal esta fantástica ciudad. Claro está, me lleve uno y lo guardo como un bonito recuerdo en mi salón. Nos alojamos en el hotel Turim Europa, está ubicado en la zona de negocios de Lisboa y bien comunicado con el centro. Buen desayuno y buenas habitaciones.
Imágenes: Chic & Decó